sábado, 17 de enero de 2009

Tan incomparable sacrificio...en el altar de la libertad


Esta es una de las frases que aparece dos veces en dos escenas distintas de Salvar al soldado Ryan, magnífica película de Spielgberg, un maestro en el arte de contar historias y atrapar nuestro corazón en ello (desde ET el extraterrestre... hasta Munich!).

Hay no obstante algún artículo que critica, según dice el autor, la tendencia a veces de Spielgberg a sacar una historia de un detalle, de una pequeña parte del todo. Es interesante y sugerente, y pondré el enlace en otra entrada en la que hable sobre Munich.

Sobre el guión, diré que hay infinidad de frases que, personalmente, me emocionan muchísimo. Pero respecto al hecho de que Spielgberg nos trae un detalle obviando el todo no puedo estar más en desacuerdo. La película está llena de referencias a la hecatombe, la énorme masacre, los millones de vidas que se perdieron en la Segunda Guerra Mundial (civiles y militares). Sin ir más lejos, el principio se desarrolla en un cementerio de guerra (no es el de Arlington, el de la foto de arriba, que muestra uno de los batallones que cayeron sobre Normandía), pero hay una escena para mí sobrecogedora. Es esa en que los miembros de la expedición empiezan a rebuscar entre las chapas de identificación de los soldados muertos como si estuvieran buscando el cromo que les falta, ante la mirada atónita de los soldados que van llegando.

Pero una de las que más impresiona, por lo que supone para el anciano que visita la tumba de su amigo, es cuando al morir Tom Hanks le dice: hágase digno de todo esto, merezcalo...

No puedo dejar de recordar los primeros veinte minutos de la película con la reproducción del desembarco en Omaha beach, así como la foto final de esta primera parte, con la famosa panorámica de la playa...y los dirigibles, que tanto nos recuerda la foto de nuestros libros de texto de octavo de EGB (a los de este plan educativo tan academicista que tanto nos traumatizó, no como el presente, el paraíso ESO, Brave new world!).

Por último, un breve recuerdo a otro icono de nuestra infancia, El día más largo. Especie de superproducción épica y coral que, por lo menos para mí, supuso reunir a varios de mis actores preferidos (cuando eramos pequeños, mi momento de la semana era ver a John Wayne en sesión de tarde, ya se que esto es políticamente incorrecto) en una misma película y reproducir el desembarco de Normandía...en película! Pero esto da para otra entrada...

2 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Buenas noches, amigo.

La verdad es que tu entrada da para muchas reflexiones y matices, por lo apasionante de los temas que expones. La verdad es que con respecto a Spielberg, tengo una opinión muy parecida a la tuya. (Y mira que tardé años en reconocer que era un director grande... prejuicios de adolescente que va de "entedado"). Sobre "Salvar al soldado Ryan", junto con lo que tú comentas, yo añadiría, la intensidad emocional del general, en una de las primeras escenas de la película, cuando recuierda una carta de Abraham Lincoln a una madre que ha perdido (¿3 hijos?) en la Guerra de Secesión. Ese "espíritu fundacional" de la Nación que recuerda el general, es un punto realmente emocionante en la película.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Efectivamente! En entradas posteriores pondré la dirección del artículo del catoblepas donde trata el aspecto que cito de Spielberg (que por cierto es globo de oro honorífico este año).
La película tiene bastantes momentos de esta índole, en el guión y en las propias escenas, en el lenguaje de los planos, los primeros planos spielgberianos con la música evocadora de fondo (generalmente de John Williams) es un clásico del genio.
Con respecto a tus reparos con su cine, a mí me pasaba lo mismo. Quízás la edad te va enseñando a reconocer los genios, aunque pertenezcan a una factoría millonaria...
Acertadísimo lo del espíritu fundacional que preside...muchos actos de los estadounidenses (esto daría para un simposio) y es que esa actitud es, en su aspecto saludable y nada agresivo, envidiable. Por eso su badera está presente en casi todas sus facetas, y son ciudadanos los que la ponen, no es el Estado (esa es una de las diferencias con Europa, pero esto es opinión personalísima).
Imponente también la frase "hágase digno de todo esto, merezcalo".
Muchas gracias, un abrazo!!