lunes, 16 de enero de 2012

Don Manuel Fraga


Este retrato de Fraga lo he encontrado por casualidad en una página que ha sido como un viaje a aquellos domingos en que leíamos el dominical, los domingos de ABC...o el Blanco y Negro de los domingos. Me son muy familiares los dibujos de Manolo Pardo, y por eso, espero, se me permita la licencia de poner uno.



Para mí, hablar de Fraga es recordar muchísimas cosas de mi infancia y adolescencia. Es verlo por televisión cuando era presidente de Alianza Popular y, por ende Partido Popular. Oírlo cómo ponía al marxismo en su sitio, en aquellos tiempos en que, en la trasnochada España, estaba de moda ser marxista (y encima muchos lo llevaban a gala...)...pero bueno, habíamos salido de una dictadura y, comprensiblemente, era normal.


Muchos recordarán aquella frase de la calle es mía, o la foto de Palomares, o la ley de prensa que supuso, aunque hoy no se sepa ver, un balón de oxígeno para un periodismo que aún se regía por la legislación de la guerra civil, etc, etc, etc.


Pero me gustaría destacar otro tipo de cosas. Por ejemplo, que ganó en la oposición a Tierno Galván. Que era profesor de Derecho Político (ahora le llaman costitucional), que escribió de todo. Interesantísimos artículos sobre la vertebración territorial de España en congresos de Derecho Constitucional o interesantes libros sobre España (Un proyecto nacional, En busca del tiempo servido...entre otros cientos...). En fin, una faceta intelectual que quizá no se destacaba lo suficiente cuando el papel de intelectuales se lo adjudicaban otros muchos que no lo merecían...



En fin. Quería decir que, muy modestamente, para mí Manuel Fraga es mucho más que el político, lo que, creo, ensalza su dimensión humana.



Prácticamente todas estas ideas me las inculcó... (bueno, ahora puedo decir que las comparto) mi padre, por eso las expongo, sobre todo, con cariño. Hablar de Fraga es oir a mi padre hablar de su capacidad de trabajo y servicio. Y son estas virtudes las que uno intenta practicar...peor que mejor.



Vemos cómo estos días renace un poquito el espíritu de la transición, desterrado durante mucho tiempo por ciertas ideas que surgieron de las cloacas y que nos han llevado a muchos y malos sitios en el plano ideológico. Deberíamos, los españoles, leer más, penar más y, en definitiva, servir más, sobre todo los que trabajamos.



En fin, este es mi personal homenaje a don Manuel, del que conservo el recuerdo de no achicarse ante el pasodoble que le puso La Trinca en aquel programa de los años ochenta. Genio y figura, don Manuel. Descanse en paz.