lunes, 11 de marzo de 2013

Pintura holandesa (I)





Para un aprendiz, el cuaderno que editó el Thyssen hace casi diez años sobre maestros holandeses es muy recomendable. He rescatado de un vídeo este fragmento de aquella divina serie Cierta idea de Europa. Aquí tenéis la parte dedicada a la pintura holandesa. El guión es magnífico.  Os aconsejo el capítulo entero.

sábado, 9 de marzo de 2013

Casals y las suites de Bach. Dedicado a Jesús Jareño y a todos los dreyfusistas...



Rescatadas del olvido, las suites para celo de Juan Sebastián Bach han supuesto para muchas generaciones, entre las que está la mía, un redescubrimiento del maestro. Este preludio aparece en anuncios, películas y reportajes. Me sigue sorprendiendo cómo el hombre (y la mujeeeer) del siglo XX queda prendado de un preludio bellísimamente simple, pero que, simplemente (y nada menos), comineza con una sucesión de arpegios en la escala de sol mayor (creía que era en do mayor, Jesús Masero!). Algo parecido al preludio número 1 del Clave bien Temperado. Sin embargo, resulta cautivador. Pero si bello es el preludio, el resto de danzas resulta sublime.
 
No sé cómo es la estética de nuestro tiempo (no sé si me interesaría), es difícil saberlo, porque todo es mercancía (una de las pocas cosas en las que no se equivocó Marx), y por lo tanto, casi todo está condicionado por el márketing o el precio de mercado, incluyendo el arte. Lo que sí sé es que la música de Bach es retomada....una y otra vez. Eso, desde luego, es mucho más de lo que hubieran soñado Aquiles y todos los héroes de la Ilíada.
 
Las suites para celo fueron redescubiertas por el maestro Pau Casals. Las grabó y creó con ello una estética de Bach. No sabemos cómo pensaba el maestro de Köthen al querer que se interpretaran de una manera o de otra. Igual eran sólo ejercicios para practicar con el celo (como las de violín, otra catedral de la belleza). Lo cierto es que Casals les da una impronta tan humana, tan cálida e intensa, que cuesta apreciar otras versiones. Esto se lo debo a otro de mis maestros, Jesús Jareño, que me descubrió, a su vez, a Casals, a la vibrantemente humana interpretación de Casals...entre otras muchas cosas. Una vía de cómo lo humano lleva hasta Dios, a través de las Suites para celo, la Misa en Si menor o la Pasión según san Mateo. Este, por tanto, es un homenaje a ese maestro de Murcia. Profesor de francés....especialista en Charles Péguy y maestro en agitar conciencias con la Verdad. Mi padre lo quería y apreciaba mucho. Yo también. Gracias, Jesús.

viernes, 1 de marzo de 2013

Nostalgia (1)

Mi querido amigo Antonio Pujante atrapó un poema de Borges (si pudiera volver a vivir) como su himno de vida durante unos años en los que recorrió probablemente todo el mundo.
Creo que cuando le toque no sentirá la necesidad de leer el poema, ni siquiera de llevarlo en su cartera y enseñármelo en los brindis de altas horas de la mañana.
 
El poema de Borges es una especie de anhelo invernal sobre lo que nos hubiera gustado hacer y no hicimos a lo largo de nuestra vida. Para que quede claro (y me odien algunos de los que esto lean), me gusta leer a Borges, pero no comparto (de lo poquito que he leído) prácticamente ninguna de sus ideas ni exposiciones. Pero bueno, como yo suelo decir (esto de citarse a uno mismo resulta bastante comprometido, como mínimo...) estas afirmaciones son gruñidos de Alberico desde su cueva, que ni siquiera perturban el sueño del dragón. Basta de pedantería!

El hecho, es que sí que sentimos a lo largo de nuestra vida una especie de necesidad de reparar cosas del pasado, pequeñas venganzas contra el tiempo que nos come y que no nos deja (con nosotros y nuestros fantasmas como cómplices) vivir la vida según nuestros anhelos y, a la vez, corresponder a lo mucho que la vida nos dá cuidando de nuestros seres queridos.
 
 
No se piense que este "tono de condedemontecristo" responde a una vieja pendencia. Nada más lejos de eso. Es algo prosaico, pero sublime a la vez. Veamos.
 
Una de mis venganzas favoritas es recorrer librerías de usado buscando colecciones de libros que tengo incompletas, aunque sean ediciones de hace treinta años. En el caso de los libros de geografía regional, por ejemplo, es un ejercicio de mera literatura, pues lo que se descubre en esas lecturas es que todo  que se dice está ya superado (obviamente). Pero esa especie de tonto engaño de leer libros que anhelamos en nuestra juventud...la verdad, es gratificante. Sobre todo, si nos permitimos un pequeño ejercicio de emocionada nostalgia para rememorar aquellos años de infancia y juventud.
 
 
 
 
Y, sobre todo (una de las cosas más gratificantes), descubres que ahora lees con más madurez, aprendes a leer con paciencia, sin las prisas de tomar notas y memorizar datos para volcarlos en el examen. En definitiva, sigues aprendiendo a leer. Por eso, aunque los datos estén atrasados y muchas de las conclusiones estén superadas (o no...), es enormemente gratificante descubrir aquellas viejas lecturas de estudiante y tenerlas en tu poder. Tocar un libro es, cada vez más, un ejercicio de arqueología, pues las horas que pasamos en el ordenador son esos segundos de menos que dedicamos a leer libros.
 
 
Ahora estamos asombrados ante las nuevas tecnologías...pero la transmisión de ideas sigue necesitando al menos de uno de estos dos soportes: la palabra escrita o la palabra hablada...palabras e ideas...eso sí que es un tesoro minusvalorado.