miércoles, 25 de agosto de 2010

Y ahora a por la Antártida!!


Leo esta mañana que por fin se va a explotar el petróleo de Groenlandia...y por ende el del Ártico. O sea, que en pleno debate sobre las energías renovables y en plena contaminación del Golfo de Méjico, las petroleras se lanzan a la carrera por el petróleo del Ártico, como reza el titular de El País.

No me extraña que no pase nada. El debate sobre el cambio climático y la utilización de fuentes de energía alternativas está tan politizado, que en una de las últimas cumbres mundiales que hubo sobre esta cuestión, apenas se llegó a un acuerdo de mínimos.

Aquí en España hemos convertido la energía solar y la eólica en un nuevo campo de subvención y de especulación (como no podía ser de otra manera), además de crear el enésimo estéril debate político. ¿En el resto del mundo? Bueno, la Amazonía desaparece a pasos agigantados gracias al boom de los cultivos de soja, China y su carbón usado como combustible...bueno y por no abundar más, pero si leen un artículo del NG sobre el tratamiento del barro petrolífero en Canadá....en fin, para ponérsele a uno los pelos de punta!

Como casi todo en este mundo, el debate sobre la energía está tremendamente politizado...aunque no estaría de más algo de inteligencia. Como decía Lucchessi, el banquero mafioso del Padrino III, la economía es el arma de la política, o mejor dicho, la economía es un arma y la política, saber cuándo hay que disparar. Por eso digo que no estaría de más algo de inteligencia por parte de los políticos, y no me refiero a aquellos que se juntan en Río de Janeiro a no sé qué. Me refiero a aquellos que suben los impuestos directos e indirectos sobre los hidrocarburos (gran porcentaje de los cuales se los llevan las autonomías), aquellos otros (municipales) que, interesadamente, entran en las subvenciones de las energías alternativas y, por último, los políticos nacionales que legislatura tras legislatura, entonan la canción nuclear sí, nuclear no...alternativas sí, alternativas...para mis amigos.

Si elimináramos la dependencia del petróleo y la energía nuclear, de una manera rentable (la expresión economía sostenible es muy bonita, pero hay que hacer un gran esfuerzo para no pensar que se trata de una contradicción), no ocurrirían estas cosas, pero por lo visto, seguimos pensando en el enriquecimiento a corto plazo...a costa de lo que sea.

Por otro lado está el estéril debate ideológico. Estéril porque se agota antes de llegar a algún sitio, lo cual no es de extrañar si, como hemos visto en múltiples ocasiones, las posturas enfrentadas se ubican casi desde el principio en uno u otro partido. Ejemplos de ello los tenemos en muchas democracias (en los países sin democracia no hay debate que valga). No digo con esto que el debate está mal, pero, y a los últimos ejemplos en España me remito, resultan tremendamente estériles pues no se llega a ninguna parte.

No quiero terminar sin recomendarles una película ya antigua: La fórmula, protagonizada por George C. Scott (Patton) y con Marlon Brando bastante enorme, haciendo de malo. No se me olvida una frase de éste último dirigiéndose al detective encarnado por G.C. Scott: los árabes somos nosotros. Más pesimismo, imposible!