viernes, 16 de enero de 2009

La guerra no nos hace grandes


Son infinitas las frases y adagios que sobre la guerra podríamos traer aquí. Desde la frase que abre Los perros de la guerra (película de la homónima novela de Frederick Forsythe) tomada de Julio César, pasando esta del quinto episodio de Starwars (aunque para mí sólo hay tres: 4, 5, y 6) en que el maestro Jedi apostilla la susodicha.

La foto corresponde al monumento que los rusos dejaron en Berlín conmemorando la Segunda Guerra Mundial (el final de la misma, entiéndase, y la muerte de tantos y tantos soldados).

Claro, todos estaríamos de acuerdo con Ioda (permítaseme esta caligrafía) porque años ha, todos se preguntaban si había guerras justas (mejor no preguntárselo a los romanos...ni a los cartagineses). Pero ¿fue una guerra justa acabar con Hitler?


Obviemos los detalles de la reorganización del equilibrio mundial, la intencionalidad del Plan Marshall, que el de Churchill era un advenedizo partido belicista, etc, etc, etc.

Personalmente, ya que me gusta mojarme en ocasiones sin guardar la ropa, el papelito de Chamberlain era otra patraña del cabo austríaco. Es cierto que la invasión de ciertos territorios contó con la complicidad de los que después serían sus enemigos, pero, ¿ cree alguien que se podía dialogar con semejante... (no hay calificativos)?


Esto no es una apología ni un discurso sofístico sobre la guerra justa. Pero ¿cuál es la alternativa cuando hay cientos, miles, millones de vidas encima de una mesa?


Recomiendo, por ejemplo, la espléndida serie de la BBC, La muerte de Yugoslavia, para ver lo que algunos dictadores europeos han hecho con las negociaciones de la ONU en determinados momentos como por ejemplo el cerco de Sarajevo.


La revista La Aventura de la Historia, saca una colección bastante interesante de películas bélicas (¿o creía alguien que iba a hablar de No a la guerra o de Israel?) centradas en la Segunda Guerra Mundial. Hay títulos realmente buenos como Patton o La batalla de Inglaterra. De estas dos, mi preferida es Patton...pero esa es otra historia.

5 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Bueno, Fidelio, a mí no me gusta simplificar sobre la Historia ni tampoco eviar los matices, pero entiendo que hay cuestiones que sí exigen una legítima defensa: La respuesta frente al expansionismo nazi y fascismos europeos... Lástima que, al final, se acabasen pactando con el régimen de Stalin.

Sobre Patton... nos daría para varias entradas, ¿verdad? Qué personaje, por otra parte, más interesante.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Efectivamente, Rogelio, tienes razón (como siempre). De todos modos, no pienses que con "alguien" me refería a tí. Me refería a todo aquel que actualmente grita no a la guerra (de Israel), si a Palestina, o viceversa. Porque, efectivamente, hay miles de matices sobre este asunto.
Respecto a la Historia, desde luego que no se puede simplificar, lo que ocurre es que hay en los últimos años una tendencia al revisionismo que a veces llega a extremos bastante intolerables. Ya se empezó hace años con el Holocausto, y creo que, afortunadamente, se fueron tomando medidas. Aquí en España, cómo no, también andamos desde hace tiempo con resucitar viejas rivalidades con la excusa del revisionismo. Pero es que, por ejemplo, en Polonia y otros países de Europa del Este, hay una auténtica caza de brujas con los ex-comunistas.
Mi postura expeditiva iba, sobre todo, con los "hitlers" de la historia, pues sabido es que no se tuvo una postura clara con Milosevic hasta que la administración Clinton y los neocon (paradójico, ¿no?) llevaron los aviones. Llendonos un poco más atrás, y ahora que va a salir en una colección Los gritos del silencio, algunos intelectuales americanos deberían pedir perdón por haber negado en su momento el genocidio Kjemer. Aunque si entrásemos en este terreno (que lo haré porque hay para rato)...
Por último, tu acertada referencia a Stalin, que daría para más rato todavía.
Mi comentario iba también porque siempre me ha llamado la atención, sobre todo en lo que se refiere a España, la capacidad de movilizarse que ha tenido cierto sector de la sociedad ante determinadas cuestiones...y consignas. Simplemente eso, me ha llamado la atención desde pequeño. Y ya habiendo crecido un rato, me ha seguido sorprendiendo todavía más cómo hay tres o cuatro claves que movilizan siempre a los mismos. Sin embargo, ante hechos muy parecidos o, en esencia, similares, el silencio era atronador...y creo que sabes a qué me refiero puesto que he leído tus valientes entradas sobre el tema.
Gracias y un abrazo!

J. Rogelio Rodríguez dijo...

De acuerdo, completamente.De principio a fin.

UN abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias al autor del blog de parte de un aficionado, todavía principiante, a la Historia. La colección de películas de La Aventura de la Historia está genial (acabo de conseguirla en el quiosco, ya que no estoy suscrito), aunque hecho en falta La delgada línea roja, que me gustó mucho hace unos años. Sin embargo, como Patton, efectivamente, ninguna.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Anónimo.
Gracias por tu comentario. Yo tambien eché en falta La delgada línea roja. Me parece un estupendo film sobre la guerra en el Pacífico, y sobre todo, destaco la diferencia en los mandos. El conflicto del soldado, lejos del maniqueísmo y la sensiblería. El conflicto del mismo hombre de héroe a villano y viceversa (aunque esto es universal). La figura del capitán que se niega a obedecer a Nick Nolte no por cobardía, sino por preservar la vida de sus hombres, me emociona. Algo paralelo al Kirk Douglas de Senderos de Gloria. Gracias de nuevo.