domingo, 18 de enero de 2009

Nunca tantos habían debido tanto a tan pocos


Otra de las célebres frases de Wiston Churchill junto con aquella respuesta de la batalla de Inglaterra ha comenzado...o la de lucharemos en las calles, en las alcantarillas...

Recordando el guión de Patton, su lógica le hacía decir que la guerra hace héroes o villanos a los hombres porque saca lo mejor y lo peor de ellos. Bueno, hay otra máxima también que dice que mueren los mejores. El hecho es que la Batalla de Inglaterra es, sin lugar a dudas, un episodio en la épica de la libertad, y la película que la recrea bastante bien, merece ser recordada por este simple mortal.

El reparto es excepcional, y la agilidad de la narración, de gran complejidad dado el elenco de personajes que va presentando, merece ser destacada. A mí me siguen fascinando los combates aéreos, y particularmente, la escena de los pilotos polacos, por su tremendo significado (Polonia había sido invadida y machacada meses antes por el cobarde concepto de blitzkrieg).

Hay otra frase destacable del guión, aquella en la que Goebels pregunta a sus mandos qué es lo que necesitan, que pidan lo que quieran, a lo que responden: Spitzfire (con acento alemán). Y es que la batalla de Inglaterra tiene ese nombre unido al del Mariscal Dowding y el de los pilotos a los que homenajea Churchill.

2 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Emocionante, Fidelio, emocionante. Déjame una a mí... "Sólo hay que tenerle miedo al miedo mismo" Éste era el lema de los pilotos de la RAF durante la Batalla de Inglaterra.

¡Qué gran figura la de Churchill! Prácticamente solo se quedó frente a la política de Neville Chamberlain, el vergonzoso viaje de éste a Munich... para qué seguir.

Me ha encantado la entrada. Yo esta noche estoy un poco perezoso (a ver si mañana). Un abrazo.

Anónimo dijo...

Mil gracias por tu comentario. Espero que no te moleste lo de eliminar el apartado que te comenté (aunque es una cosa un poco tonta, como lo de ojos que no ven...).
Efectivamente, la Historia le tenía reservada una jugarreta a Chamberlain, pero es que hay ocasiones en que hay que dar un puñetazo en la mesa, como aquel viejo senador que espetó a Mc Carthy: ¡por amor de Dios! ¿es que no le queda un mínimo de decencia?
Como tú dices, para qué seguir. Qué pocos puñetazos en la mesa se dan hoy...y encima cuando parece que se dan es puro marketing!