jueves, 14 de mayo de 2009

Cataluña y Euskadi, semilla de España


Hace unos años, el gran José Antonio Marina publicó La inteligencia fracasada. En uno de sus capítulos explica cómo personas tan inteligentes como algunos de los presidentes de los EEUU (si se me permite el tópico proyanqui), había cometido fallos de colegial relacionados con la mentira o la lujuria. Una de las ideas más sugerentes del libro era que podías tener una inteligencia acusadísima desde un punto de vista intelectual, y ser un inmaduro a la hora de mostrar humanidad, solidaridad...en definitiva, amor a tus semejantes.



Esto, probablemente, me lo hubiera dicho mi padre o mi abuelo político, Alfredo, que era el sentido común personificado. Pero es que son cosas que hace falta que se digan, porque, aunque evidentes, se olvidan con facilidad. Para muchos, los libros de Marina no aportaban nada nuevo. Para muchos jóvenes como yo, descubrirlos nos aclaró muchas del as cosas que habíamos olvidado de adolescentes, sencillamente porque nos las decían nuestros padres.



Llevo algunos días dándole vueltas a cuestiones como Al pati, parlem catalá...Goodbye Spain, etc, etc. Y varias horas a la pitada de ayer. Llevo así dándole vueltas porque estoy convencido de lo erróneo de esos caminos, pero no quiero entrar en viejos debates de presupuestos, políticas lingüísticas o modelos territoriales. No me interesa si existe o no un nacionalismo español, porque, lo que no quisiera que existiera, de ninguna manera, es cualquier tipo de nacionalismo excluyente. El ejemplo de la despedida de Ibarreche tuvo que ser muy doloroso para miles de vascos que le escuchaban decir (no recuerdo la cita textual): gobierna vd un país abertzale (y en seguida rectificó) mayoritariamente abertzale.



Hoy me he permitido una cierta licencia de violencia verbal con alguien que, veladamente (aunque no por ello menos evidente), ha insultado a un amigo. Según él (o ella) es barriobajero llamar a los políticos "personajes". Estos, nuestros políticos, que no han hecho nada por fomentar la comunión de su pueblo (¿España?) sino más bien lo contrario, abrir la falla, cuanto peor, mejor. Ninguna encuesta llega a 6 en la valoración más alta de nuestros líderes. ¿Qué están haciendo mal? ¿Qué estamos haciendo mal?



Acabo de leer un artículo que cae en mis manos por mail, titulado El Hijo del Hombre. Hacia la plenitud humana, del mismo autor que escribió El affaire Dreyfus en España. Una de los primeros párrafos reza así: si el saber se utiliza para apoyar una ideología cerrada, causa división y cultiva la insinceridad, y si se pone al servicio de ambiciones personales o colectivas, genera elitismo, corporativismo insolidario y discriminación.



Siempre he intentado encontrar una manera de responder a ideologías, que consideraba bastante equivocadas, sin utilizar su lógica excluyente y reivindicativa. Ello porque pensaba que muchos de sus comulgantes eran personas infinitamente más preparadas que yo y, en consecuencia, no es difícil imaginar que pensaran que era yo el que estaba equivocado. Pero, fundamentalmente, porque respeto, admiro y en algunos casos, aprecio sinceramente a muchos de sus comulgantes, por lo que la dificultad es mayor ya que al respeto por la persona, evidente en sí mismo, se une el afecto persona que sientes por alguien cuyas opiniones, cuya ideología, consideras radicalmente equivocada.



Por otro lado, y ya entrando en materia, tampoco acepto como argumento, la exclusión o descalificación de lenguas tan sugerentes como el vascuence o tan ricas como el catalán o el gallego; como tampoco creo que sea argumento que una lengua sea un factor de militancia (este es uno de los argumentos preferidos de ERC). No olvidemos que el castellano es el latín vulgarizado por los vascos allá por el siglo IX, y que las primera producciones literarias aparecían en gallego. No olvidemos que el Livre dels feyts, de Jaume I el Conqueridó es una fuente capital de la Historia de España. Y no olvidemos que muchos vascos contribuyeron a la conquista de América y de las Filipinas, a mayor gloria del rey de España o de la monarquía hispana (como prefiramos).



Al margen de estas disquisiciones para unos violetas imperiales, para otros simples hechos históricos, para unos pocos, antecedentes del totalitarismo. Al margen de esto, digo, hechos como los sucesivos enfrentamientos gestuales o dialécticos que, en los últimos años han tenido lugar (y que se resumía en la frase de Pujol A España no la ha gustado Cataluña, pero a Cataluña tampoco le ha gustado España, o algo así), han sembrado una división tremendamente artificial, pero también tremendamente efectiva entre las personas que formamos parte del Estado español para algunos, España para muchos otros, los números son los números (Espagne, Spain, Spanien para algunos otros millones).



Y esto es lo realmente absurdo, que nos hayamos perdido en el bosque gracias a los árboles. Ahora mismo, en el precioso pueblo de Alp, hay gente hablando su idioma sin declararse por ello militantes de nada ni excluyéndose de nada. Ahora mismo, muchos aficinados del Athletic cantan su himno sin acordarse del himno de España, bueno, es que yo tampoco me acuerdo, y mucho menos si tengo que cantarlo con el du-du-uá. ¿Por qué los gestos vencen a las personas? ¿Por qué situamos a las ideologías por encima de las personas? ¿Por qué se dedica tanto dinero a publicar libros donde se repite hasta la saciedad estado español, y sólo se emplee el término España para reseñar dolorosos episodios del pasado como la ejecución de Ferrer i Guardia? Tantos porqués, de uno y otro lado...



Creo firmemente que tenemos que hacer un ejercicio de pensamiento. Creo firmemente que ese pensamiento ha de centrarse en las personas y que ha de olvidar las ideologías. Creo firmemente que las personas han de comunicarse en la lengua que les dé la real gana, porque la pretensión viene con el verbo: comunicarse. Y creo firmemente que deberían guardarse todas las navajas en el cajón de nunca-más-lo-abrirás.

Cuando una ideología prescinde del otro, para aupar a los suyos, o a aquellos que considera los suyos. Cuando el esencialismo sustituye a la persona. Cuando se prescinde del amor a los demás. Vamos mal. Vamos muy mal.

12 comentarios:

García Francés dijo...

D. Fidelio, me ha encantado ver el enlace a su extensa reflexión sobre el amor a los demás.

Mañana cuelgo el que creo que es uno de los motivos causantes de ese desprecio al otro. La cesión constante.

No por mucho tragar, te respetan más, antes bien, suelo suceder al contrario. Primero es un empujón, luego una bofetada, más tarde viene la paliza. Estamos en manos de "maltratadores", no domésticos, sino políticos. Y hay que denunciarlos.

Recomiendo sinceramente a los visitantes que lean su enlace.

Gracias, D. Fidelio, un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Bravo, don Alfredo!! Es que el amor al prójimo no está exento de plantarse con decisión. Mucha cara tienen los que quieren que pongamos siempre la otra mejilla...cuando tendríamos que dar nosotros las bofetadas!! Pero bueno...esto es lo de siempre. Al final...¿a quién crucificaron?

Muchas gracias por su amabilidad. Aquí tiene usted su casa!

Mike dijo...

En ocasiones como esta siempre recuerod aquella cita de Edmund Burke:

"Hay un límite en el que la tolerancia deja de ser una virtud"

Saludos!

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Buenas noches Fidelio.

Muchas gracias por la entrada y por tu respuesta ante ciertos cretinos.

Podría responderte con otra entrada pero en absoluto igualaría la tuya.

Viví muchos años en Irún, ciudad en la que todavía viven mis padres. Me gusta mucho el País Vasco y, desde luego, los buenos recuerdos superan los malos.

Es inadmisible que la deriva totalitaria de una casta política nos esté poniendo en jaque (me refiero a la nación española) desde hace más de veinte años.

Tal vez, como decía hace muchos años Vidal Quadras, el nacionalismo es un sistema de ideas política intelectualmente inferior. ¿Por qué? Porque apela a los sentimientos más elementales del los individuos. No a su libertad individual (o el deseo de preservarla y de potenciarla) sino a la autodefensa frente a lo nuevo, lo diferente. (Desde luego, incluyo tamnbién al nacionalismo español, bajo este paraguas).

Tu entrada no es nacionalista española. Simplemente apela aquellos que nos une, que es muy superior frente a lo que nos separa.

Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Buenos días, Mr. Mike!! Completamente de acuerdo. Es una lástima que olvidemos a los clásicos es pos de ciertos "ideólogos del estado" que no han hecho sino participar en su deconstrucción, y no me refiero precisamente a los conserv., estadounidenses ni seguidores de Locke. Más bien lo contrario. Parece como si en España hubiéramos entrado en una espiral de "disgregacionismo", de deriva de las autonomías...la deuda histórica, cada vez más transferencias sin que haya un concierto, olvidando los principios de solidaridad y subsidiariedad. Y no me estoy refiriendo a las que muchos puedan suponer, no. Me refiero a todos y cada uno de los reinos de taifas. En fin. Muchas gracias por recordarme aquellos tiempos en que estudié Historia de las ideas políticas (Burke y muchos más). Un abrazo!!

Fidelio en el bosque animado dijo...

Querido Rogelio. Gracias por tus elogios. Estoy completamente de acuerdo con Vidal Quadras. Hoy por hoy, un nacionalismo (me da igual cómo lo llamemos) no se sostiene. Esto no quiere decir que partidos como CIU o PNV no se sostengan, pero, al igual que allá donde les toque a las dos grandes formaciones políticas nacionales, han de revisar algunos de sus planteamientos. Si no, no vamos a ninguna parte. Llevamos demasiado tiempo ya fijándonos en lo que nos separa.

Recuerdo un artículo de Pascual Maragall (o sobre él), donde se declaraba Federalista. Llega un momento en que las etiquetas son lo de menos. Las palabras y, también, las etiquetas así como el contenido de las mismas. Los gestos y el contenido de los mismos. Eso es lo que importa. Uno puede pedir que existan selecciones de la índole que sea (sin ir más lejos, ¿qué era el Torneo de las Cuatro naciones?). El problema viene cuando el presidente del Barcelona se sienta al lado del rey y luego llega al aeropuerto con una bandera independentista ¿se ríe de nosotros? Yo creo que sí. Un abrazo!!

Juanita dijo...

Fidelio; aunque las prácticas excluyentes han desfilado por todos los tiempos es pertinente insistir en su erradicación; en México, la mayoría desprecia a los grupos que hablan algún dialecto (lenguaje indígena) o que visten ropas diferentes; desde mi perspectiva, esto ocurre cuando desconocemos las bases de grupos considerados "diferentes", es el miedo a lo desconocido que después se traduce en agresiones. Muy buena tu entrada; te mando un beso.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Muchas gracias Janys. Es evidente que lo primero es el respeto al otro. Y en ese respeto entra el patrimonio de la persona, un patrimonio cultural que, en defintiviva, es un bien de todos. Negarle su derecho a existir es hacer que nuestra sociedad muera un poco.La sociedad falla y vienen las injusticias y las desigualdades. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo!!

Muñeca de Trapo dijo...

Hola Fidelio, aciertas al decir que hay demasiados porqués, esta sociedad va de "mal en peor", no somos capaces de visualizar mas que a dos dedos de distancia de nosotros mismos.
Somos grupos, no individuos,con valores e ideologías relacionados con posiciones y pertenencias sociales.

Creo que es un modo de convertir lo desconocido en familiar, en una manera de dar sentido a lo inesperado. En definitiva, al miedo a sentirnos diferentes,solos.

Un abrazo.

El rincón de Chiriveque dijo...

Cuando se aplique de verdad la constitución y se respete la existencia de nacionalidades dentro de España como decía Herrero de Miñón acabarán muchos problemas.

Muy al contrario, observo una tendencia involucionista y uniformista, de miedo al desarrollo autonómico y a la diferencia.

Plurilingüismo y plurinacionalismo no deberían asustar a nadie.

Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Hola Muñeca de trapo!! Disculpa que haya tardado en responderte, pero a veces olvido revisar entradas anteriores...en fin, siento lo de tu Atlethic! Reconocerás que el Barça se sale. Hacer triplete (como espero que así sea) es una gesta inenarrable.

Tienes razón en cuando a lo que dices sobre la herencia que una persona lleva consigo con arreglo a sus orígenes (sociales, familiares...), lo que, sin duda, puede también acarrearle unos ciertos prejuicios. El ser humano es así. Pero por encima de todo eso, hay unos mínimos que debemos alcanzar; como individuos y como integrantes de un grupo. A partir de ahí, el esfuerzo está, como tú muy bien dices, en conocer y aceptar lo diferente. En el caso de un país con varias lenguas como es España, uno de los esfuerzos estaría (por poner un ejemplo)en aceptar que muchos de nuestros compatriotas poseen una lengua materna distinta al castellano (las famosas lenguas cooficiales). Es un largo camino. No sé. Es cierto que hay problemas añadidos a este hecho, y que quizá resulten escollos mucho más grandes que la existencia de varias lenguas en el territorio nacional, que, realmente lo creo, es una enorme riqueza para todos. Un fuerte abrazo!

Fidelio en el bosque animado dijo...

Efectivamente, Chiriveque, tienes casi toda la razón en lo que dices!! (lo de "casi toda" es una coletilla que aprendí de mi padre).

Creo que unidad no tiene por qué plantearse como sinónimo de uniformidad. Al igual que hablar de nación española no es un término que excluya las -como las llama la Constitución- nacionalidades. Los términos no enfrentan, es la lectura de los mismos. Desde luego, es un paso necesario el que hay que dar a la hora de aceptar el plurilingüismo así como la existencia de nacionalidades. Pero creo que en este camino se han hecho concesiones, afirmaciones e incluso normas jurídicas no muy acertadas.

Más bien hablaría del desarrollo de la Constitución, en lugar de aplicación de la misma a la hora de plantear problemas . Hemos perdido unos años importantes en el avance hacia el diálogo. No sé si hay o no involución (hubiera sido un gesto emocionante poner otras banderas al lado de la de la Plaza de Colón, pero tampoco creo que fuera un gesto de nacionalismo español, no sé), lo que sí constato que hay es un diálogo de sordos, mediatizado por los pactos políticos de las tres últimas legislaturas. Pujol no entró en el debate de las denominaciones, consiguió más y aportó más estabilidad...aunque en casa fue por vericuetos cuyas consecuencias las vemos ahora. El pacto de ZP con ERC y las otras formaciones no trajo demasiadas cosas buenas. Y no podemos echarle la culpa de todo al PP, esto es -si me permites-, bastante probable. Llevamos años de declaraciones contradictorias. Por ejemplo, Carod llegó a decir que si conseguían la financiación aparcarían el debate sobre el término "nación". Muy poca seriedad veo yo en todo esto.

Un abrazo! Y gracias por tu comentario!