lunes, 18 de mayo de 2009

Falacias lógicas. Dedicado al Jardinero de las Naranjas de la China. Apóstol del Librepensamiento (el de verdad).

(Advertencia preliminar. Cito los nombres extranjeros de memoria. Ruego, disculpen mi ignorancia -una vez más- en estos idiomas que tanto me gustan.)

Esto de ser aprendiz tiene una ventaja enorme, y es que no das nada por supuesto, ni nada por aprendido hasta que lo has estudiado una y otra vez. Hasta que has oído miles de opiniones diversas sobre lo mismo y a lo largo de muchos años. Confieso que es muy divertido. Sobre todo en el campo de las Ciencias Sociales. De todas, la que más me divierte es la Historiografía.

A lo largo de la historia del pensamiento, el hombre se ha retratado a sí mismo a la hora de contar la historia de un mismo hecho (toda historia es contemporánea, Croce). Por ejemplo, la Historia de la Guerra del Peloponeso contada por un historiador del tiempo de Carlyle nos hace un retrato de los grandes personajes que en ella intervinieron (Pericles, Antálcidas...). Damos un salto y llegamos al nacimiento de la gran historigrafía soviética. Aparecen expresiones como proletariado y lucha de clases por todas partes (a pesar de que ya las había acuñado Marx casi cien años antes). La estadística y la llamada cliometría intentan desapasionarse y nos llenan la cabeza de datos y más datos intentando reconstruir (como todos) de la manera más fidedigna lo que se está contando....y después de tanto y tanto investigar, llega la novela histórica y las desbanca a todas.

Siempre he pensado (y confesado) que intento no leer ninguna novela histórica porque, probablemente me engancharía y no leería nada más. El caso es que nuestra mente nos juega muy malas pasadas en numerosas ocasiones, porque, como humanos, tendemos a hacer el ejercicio contrario a la historiografía: trasladar las situaciones del pasado al presente, haciéndonos inconscientemente eco de aquella máxima: la historia es maestra de la vida.
Me he presentado como aprendiz. ¿De qué? Pues de todo. Quizás me enorgullezca más de los títulos que no tenga que de los que tenga. Ello porque si me relaciono con alguien que sea experto en la materia, puedo situarme en la posición del alumno y acribillarlo a preguntas e intentar denunciar sus trucos para llevarnos a su huerto ideológico. Porque, queramos o no, al final los que algo enseñamos, tenemos un huerto. Más variado, más florido, más abierto, con menos espinas...pero un huerto.

Yo he tenido la suerte de estudiar algo de Derecho y de Ciencias Políticas con personas y libros de lo más variopinto. Y he extraído algunas conclusiones (de aprendiz). Si la Ley y el Estado de derecho funcionan, se salvan muchas vidas (dando por supuesto que no existe la pena de muerte). Que los derechos individuales empiezan por el respeto al derecho a la vida. Si esto no es el absoluto, entonces...mal empezamos.

Y llegamos al campo de las falacias lógicas. Si no se sientan unos acuerdos iniciales y con un criterio de verdad más o menos válido...entonces no llegamos a ninguna parte.

Algunos ejemplos. Ningún historiador honrado compararía las causas del final de la dictadura de Franco y la de Salazar. Tampoco entraría a relacionar la Revolución de los claveles con el final del Franquismo. Cierto que ambas eran dictaduras. Cierto que ambas conculcaron los derechos y la vida de miles de personas. Cierto que ambas se instalaron desde la ilegalidad. Pero la idiosincrasia de ambas...es claramente singular. Esto no equivale a decir que no fueron dictaduras, o que fueron dictablandas, ni nada por el estilo. Simplemente es poner las cosas en su sitio.

De la misma manera se compara la represión de movimientos culturales, lenguas minoritarias, religiones...con el Holocausto judío. Y ya estaríamos otra vez con lo mismo. No podemos situar en el mismo plano el bien más elemental del ser humano, la vida, con aquellos aspectos que son un desarrollo de la persona, del ejercicio, es cierto, de sus derechos individuales, pero cuya represión no suponen, como es evidente, la eliminación física de la persona. No justifico con esto que se reprima esto, aquello o lo de más allá (faltaría más), pero me niego con la mayor vehemencia a que se banalice este hecho. No hay parangón con la sistemática y minuciosa persecución y eliminación del pueblo judío que llevaron a cabo los nazis a lo largo de más de doce años. Por eso aparecío el tipo penal de Genocidio y Crímenes contra la Humanidad. Por eso se violó el principio de irretroactividad de las leyes penales. Porque era tan grande lo que se había hecho que no podía quedar indemne. Era el mal absoluto.

Y digo esto -saltando otra vez y sin establecer ningún paralelismo-, porque están surgiendo voces que defienden al dramaturgo Alfonso Sastre, con pretendida honradez y espontáneo (así como legítimo, faltaría más) entusiasmo. Y dicen estas voces (corifeos) que "sus derechos individuales" se conculcan. Ya se avanza que "como hay ex-miembros de ANV" van a ir a por ellos...recordando los procesos penales que existieron en Europa hasta que se abolió la tortura. Vamos, que la analogía existe en el Derecho penal español ¿no? Pues miren ustedes. No. Las leyes protegen a todo el mundo. Las garantías legales que otros eliminan segando vidas, son patrimonio incluso de aquellos que quieren destruir un sitema legal (el español), que los protege. Voy a patinar un poco. Ya Beccaria había hecho una valiente denuncia en su Dei delitti e delle pene, donde dice lo siguiente: el daño de la sociedad es la verdadera medida de los delitos...

Y ahora me pregunto ¿es legítimo establecer una gradación en el daño de una sociedad? ¿Ocupa la vida humana el máximo escalón en esa gradación?

Más adelante sigue diciendo Beccaria: hay delitos que tienden a destruir inmediatamente a la sociedad o a quien la representa; otros perjudican la seguridad privada de un ciudadano en su vida, en sus bienes o en su honor; y los hay también que son acciones contrarias a lo que cada uno está obligado por las leyes a hacer o dejar de hacer, en vistas al bien público. Los primeros, que por ser los más dañosos son los máximos delitos, se llaman de lesa majestad. Sólo la tiranía y la ignorancia, que confunden los vocablos y las ideas más claras, pueden dar este nombre, y por consiguiente la máxima pena, a delitos de diferente naturaleza (...)

Claro, que podemos ignorar todas estas obras. Podemos ignorar a Tucídides, a Aristóteles, A Wittgenstein...a quien ustedes quieran o a quien nos estorbe a nuestros razonamientos, y establecer un Año Cero de nuestra utopía. Yo ya he elegido y estoy releyendo a Becaria, en mi posición de eterno ignorante y militante aprendiz.

5 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Tu posición de "eterno aprendiz" lúcido y librepensador. Esto es lo que nos diferencia: no perder el norte de la verdad, de la defensa de la libertad individual por encima de todo, del derecho del individuo a decidir sobre su destino... justo lo opuesto de cualquier totalitario.

No debemos ceder en aquello que consideramos que debemos defender. Sin complejor y con convencimiento.

Muchas veces la utilización de citas con pretensión cultista sólo esconde la realidad que, más allá de la triste petulancia, sólo esconde el miedo a hacer frente a la realidad que nuestra caverna platónica nos muestra. A fin de cuentas, ¿qué mas da? Vivimos felices en ese mundo de tópicos inventados y manidos. Hoy toca denunciar aquellos burguesitos de la extrema izquierda que se llena la boca pontificando sobre "la represión del Estado Español", "la falta de derechos" de no se qué Pueblo y demás falacias. Hoy toca denunciar esto, so pena de que mañana nos toque (siguiendo a Hayek, Rothbard, y otros tantos LIBERALES) denunciar el Estado y ss poder coercitivo sobre los ciudadanos.

La entrada de hoy, como no podía ser de otra manera, es magnífica.

Muchas gracias.

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Por cierto, amigo, mira este blog: http://www.lafraseprogre.com/. No tiene desperdicio.

UN abrazo.

Manuel dijo...

Mi libertad empieza donde también comienza la de los demás.
Saludos.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Mis queridos amigos. Por fin un momento de sosiego para contestaros como merecéis.

Manuel, comentas una cita universal (Ortega?) que podría dar pie al contenido de todo un curso académico si hubiera alumnado para ello (pero como no lo hay...). Pero ¿era comienza...o termina...? Podríamos remitirnos a aquello de "Libertad cuántos crímines cometen en tu nombre", frase que se nos quedó grabada a todos los que veíamos "Erase una vez el Hombre" (¿o no?). En esto de las citas hemos de hacer caso a Rogelio. Hace falta un constante diálogo con la tradición, cosa que defiendo con vehemencia por una razón, para que no se desvirtúe el sentido de estos mensajes, de estos tópicos que son, nada menos que, patrimonio de la Humanidad, de la Historia del Hombre. Como dice nuestro amigo (y yo interpreto), los tópicos, los cultismos, en manos de desprensivos o demagogos son, como toda arma, un instrumento peligroso. La economía es un arma y la política saber cuándo disparar (Lucchesi a Andy García, El Padrino III). El diálogo con la tradición es intentar no desvirtuar el sentido de las palabras aunque su contenido cambie, puesto que la libertad es, precisamente, un ejemplo de cómo un concepto cambia a lo largo del tiempo.

Y voy a parar porque para eso, hago otra entrada. Un fuerte abrazo a mis dos referencias en el universo blog!!

García Francés dijo...

No lo duden con amigos como usted y D. Rogelio todos aprendemos un poco( o un mucho) cada día. Gracias.

Un día para olvidar, amigos. Saludos cordiales

ETA-Batasuna a las elecciones europeas por decisión del Tribunal Constitucional

José Tomás, sastre, El rey, banderas y huelga...