jueves, 1 de abril de 2010

Jueves Santo


Hoy es cuando, durante los oficios, tenía lugar el lavatorio de los pies. Hay un cuadro del Tintoretto en el Prado absolutamente genial, como muchísimos del manierismo (algunos discuten aún su existencia) veneciano. Tintoretto es un maestro en crear atmósferas engañosas. Como aquí, donde la escena central tiene lugar en el extremos derecho del cuadro, quedando el resto del lienzo casi vacío; sólo la estancia donde el resto de apóstoles se dispone de una manera más o menos arbitraria.
Para ver otras maravillas del Tintoretto podemos ir Venecia y contemplar la impresionante serie de los milagros de san Marcos...o al Kunsthistorisches de Viena: Susana y los Viejos. Y un largo etcétera...aunque todos recordarán la exposición que hubo en el Prado hace unos años. Tengo a mi lado el catálogo. Y es curioso, porque en el comentario a una Natividad, aparece una ilustración del grabado homónimo de Durero. De él es el grabado que ayer citaba y que hoy traigo a mi entrada.

Este grabado nos da entrada al último número de la primera parte de la Pasión según san Mateo, cuando, tras el Prendimiento, el recitador casi grita con vehemencia: Entonces se acercaron, echaron mano de Jesús y le prendieron, Mt 26, 50 (Da traten sie hinzu und legten die Hände an Jesum und griffen ihn). Comienza entonces el dúo soprano-contralto iniciado por cortas notas de la cuerda respondidas por las maderas (So ist mein Jesus nun gefangen), respondido por el coro (Lasst ihn, haltet, binden nicht).
Bueno, creo que este grabado expresa bastante bien la atmósfera. Me gusta bastante más que otra (también de Durero) de temática similar (Cristo camino del Calvario) que hay en el maravilloso Thyssen y que mantiene esquemas retratísticos anteriores a los viajes a Italia. Volviendo al grabado, lo abigarrado de la escena le imprime aún más violencia. Si leyéramos alguna guía, supongo que nos diría que recuerda al cuadro de las lanzas por todo lo que se ve tras la escena principal, y todo eso. A mí me impresionó cuando la ví en la portada del disco de La Pasión según san Mateo y, como Durero es uno de mis favoritos, me la he traído al post.
En primer plano aparece también la figura de san Pedro y la famosa escena "quien a hierro muere a hierro mata". No puedo terminar sin recordar mi escultor favorito en este género (la Semana Santa), el italo-murciano Francisco Salzillo, pues en la misma escena, el brazo de san Pedro es, sencillamente, antológico. Cómo recuerdo aquellas mañanas de Viernes santo en que veía salir con mi padre la procesión desde la iglesia de Jesús en Murcia. Cuando salía el paso del prendimiento, mi padre siempre me lo recordaba: fíjate en el brazo de san Pedro.

2 comentarios:

días intensos dijo...

¿Tú también, hijo mío? El beso de Judas..., el dolor moral de sentirse traicionado por el amigo.
Pero, ¿qué hubiese sucedido si aquella noche Judas, ante la velada acusación de Jesús, hubiera cambiado de idea o, sencillamente, se hubiese quedado dormido...? ¿Tendríamos a Tintoretto, Nuestra Señora de París o las pasiones de J.S. Bach?
El malvado es tan imprescindible en un drama como Dios manda...

Fidelio en el bosque animado dijo...

¿Detecto al maestro Zen? Aaaaaay la historia contractual...pero qué razón tienes! Las caídas nos hacen mejores cuando nos levantamos...luego ¿hay que caer? Qué útil fue mi pequeño calvario belmezano para los años venideros!!

Un fuerte abrazo, master!!