jueves, 24 de mayo de 2012
Vida y muerte
Hace unos días nos dejaba el grandísimo barítono Dietrich Fischer Dieskau. Hace unos años, la grandísima intérprete Alicia de Larrocha, que ayer hubiera cumplido años.
Sin entrar en la eterna disquisición sobre el genio del artista y la vida del mismo, sí que me gusta constatar lo que de eterno hay en estos grandísimos artistas. No sé dentro de cuantas generaciones caerán en el olvido (espero que no), ni me importa. La verdad, es que en nuestro ansia por la longevidad, nuestro miedo a la muerte y nuestro afán por el progreso, los occidentales nos hemos convertido en una especie de patéticos héroes clásicos en busca de la inmortalidad.
Bueno, para fugaz disfrute de nuestra alma, aquí seguirán las interpretaciones de estas dos brillantes vidas que han hecho llorar, reir y sentir a millones de personas y a varias generaciones. Gracias.
martes, 17 de abril de 2012
Conducting Mahler (1)
Por fin traigo el documental más enriquecedor que he visto sobre Mahler. Excelente recopilación de momentos, durante el Festival Mahler, rememorando el festival que había dirigido Mengelber (haceos de las grabaciones de Brahms de este director, en Naxos). Qué decir de los gigantes de la dirección que aparecen. El gesto de la batuta de Abbado, made in Hoch Schule (¡¡qué dirían los alumnos del Conservatorio de Viena!!). El inicio, cómo no, con el adagietto. Luego el amanecer del primer tiempo de la primera con Ricardo Chailly, que funden con el inquietante principio de la novena (que dirige Abbado).
Transparente es toda la gestualidad de Bernard Haitink. El principio de la segunda, no tiene desperdicio. En la siguiente parte, vendrán Ricardo Mutti con la cuarta, pero el episodio de la tercera...impresionante! Eso en la próxima entrada...
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Mahler
martes, 3 de abril de 2012
Julián Marías y Occidente (4)
La vida humana está marcada por la búsqueda de la felicidad (y de la libetad) y no por su posesión, lo cual es imposible.
jueves, 9 de febrero de 2012
No voy a hablar de Garzón

No voy a hablarles de Garzón. He estado viendo las noticias. No me he alegrado, precisamente, de lo que he visto...pero cuando pienso en verdaderas injusticias, en cómo la política amordaza la judicatura, me viene a la memoria un hombre que, en aquellos tiempos en que la justicia aún luchaba por ser ella misma, fue vilipendiado y condenado al ostracismo. El magistrado don Marino Barbero.
¿Quién era don Marino Barbero? Un profesor de derecho penal que en los años sesenta pronunció una conferencia en la que, nada mas y nada menos, condenó la pena de muerte. Pero era eso y mucho más. No juró los principios del movimiento, lo cual le costo un pequeño exilio lejos de Madrid. Pero, como he dicho, era eso y muchísimo más.
Ya en la democracia, y, como magistrado, se encontró casi por casualidad con el sumario FILESA, cuya instrucción le hizo blanco de la artillería pesada PRISA-Polanco-Tándem González, Guerra, Rodríguez Ibarra.
Lo que no consiguió el franquismo lo lograron lo que la prensa actual llama (uno no sabe si con reverencia... o no) los barones del PSOE.
Por entonces, ya se había reformado el CGPJ (recuerden la frase atribuída a Guerra: Montesquieu ha muerto). Cuando, tras ataque tras ataque, pidió el amparo del CGPJ, la mayoría políticamente cualificada, se lo negó. Lo que no consiguió la dictadura llegó con la nueva democracia. Don Marino Barbero se retiró de la vida pública y profesional.
Les dije que no iba a hablar de Garzón...y no lo he hecho. He intentado, eso sí, recordar la justicia, aquella que intentó alcanzar don Marino Barbero ejerciendo su profesión.
Es triste insistir en que este no es un relato hagiográfico, es simplemente un intento de exponer cómo un hombre que intentó cumplir con su obligación profesional no pudo celebrar, como Fidelio: meine pflig hab' ich getan. Fidelio se enfrentó a la tiranía y la venció gracias a la Justicia.
Cuando era pequeño, una de las primeras imágenes que recuerdo, eran las esculturas del Palacio de Justicia que mi padre me eseñó en uno de nuestros paseos. Por eso, si oigo las palabras justicia o injusticia, a quien recuerdo, es a don Marino Barbero y hombres como él (he de decir que mi padre también estaba hecho de esa pasta).
Como les he dicho, no les he hablado de Garzón.
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Garzón,
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