
He elegido como título el que de modo tan sugerente eligió el gran Francis F. Coppola para su película sobre la guerra de Vietnam. No voy a hablar aquí del desastre de Haití solamente, porque ya lo hacen de manera directa el gran Alfredo García Francés, sugerente, muy sugerente, mi admirado Mike en El Republicano Digital. Por útlimo, y para mí más importante por lo mucho que me ha gustado su entrada, Naranjas de la China hace un análisis de alto nivel de lo que hemos oído estos días.
Yo estaba pensando en los desastres que hemos ido presencian estos últimos quince años. Desastres humanitarios y catástrofes naturales que remueven el ser más íntimo de las personas de bien (que, más o menos somos la mayoría, lo que pasa es que otros hacen más ruido). Recuerdo las Guerras Balcánicas, recuerdo el genocidio de Ruanda, recuerdo una foto de un niño en Sudán, muy parecida a la que he rescatado de la página web de cbcnews. Tenemos relativamente reciente el maremoto en el Índico.
Bueno, todas estas cosas, al menos a mí, me hacen reflexionar sobre muchas cosas. En primer lugar lo expuestos que seguimos estando los seres humanos, reyes del mambo, reyezuelos de un mundo que cuidamos muy poco.
En segundo lugar, la ausencia de una voluntad política mundial. O lo que es lo mismo. La inoperancia de las instituciones internacionales o la diplomacia de las organizaciones supranacionales. La ONU estima los daños, EEUU pone los hombres y la comida. No quiero, con esto, desdeñar la participación española, encomiable. Especialmente los bomberos que partieron de inmediato, los sevillanos que se pagaron su propio billete, los de Castilla-León (que siguen allí), los de la Comunidad de Madrid y de Vascongadas....y tantos otros.
Esa inmediatez, así como la falta de peso cuando llega la reconstrucción, es lo que yo echo en falta respecto de la ONU y otras organizaciones. Y si no, esperen a ver cómo logra coordinar España la presencia de una UE en la que Francia ya está lanzando chinitas (piedrecitas, entiéndase) contra EEUU. Nosotros, los españoles, no hemos dicho nada al respecto porque ha cambiado el inquilino de la Casa Blanca, que si no...
Volviendo a lo primero que he apuntado, las catástrofes de esta magnitud me traen siempre la misma pregunta ¿qué podemos hacer? ¿podremos hacer algún día una reflexión ausente de hipocresías y partidismos? ¿o seguiremos buscando responsables en función de las siglas de no sé qué partido? Hace ya meses, la enésima cumbre proclamó como una de sus máximas que África iba a ser el objetivo del siglo XXI. Ahora resulta que Haití estaba incluso peor que muchos países africanos antes de sufrir este terremoto. Bueno ¿en qué quedamos? ¿buscamos el titular o hay una voluntad firme de hacer algo? Y para colmo, ya se oyen voces que piden no prestar asistencia sanitaria a los inmigrantes. Bueno, como dije antes, otros hacen más ruido, aunque sean menos, el ruido es la corrección política que, como estamos viendo, es, a la larga, la antesala del fascismo.
Pero me estoy desviando del tema. Hay algo que sí que podemos hacer. Cuando toda esta catástrofe pase, y Haití desaparezca otra vez de los telediarios, llegará el día en que decidamos comprarnos el enésimo reloj. Seguro que aún hay institucines que continúan con la ayuda a Haití, y seguro que aún siguen esperando donativos.