miércoles, 16 de septiembre de 2009

La Orotava. Bosque, brumas...y vino



Debajo de estas nubes, uno se encuentra con el valle de la Orotava, el Puerto de la Cruz y Santa Cruz. Una pequeña porción de la que podemos disfrutar durante varias vidas.


Cuando era pequeño hice con mis compañeros de EGB un mural sobre Charles Darwin con motivo de uno de sus centenarios. Coincidió además con la emisión de una serie que, por desgracia, no he podido encontrar aún: El viaje de Charles Darwin, donde, como podrán imaginar, se relataba la expedición del Beagle. Siempre me había apasionado este tipo de exploración científica. Desde muy pequeño jugaba con mi querido padre a buscar animales, en los libros de Historia Natural que él mismo estudió en su adolescencia. Aún conservo el de Orestes Cendrero de 1921. Una joya. Por eso, mantuve siempre esa imagen romántica de la ciencia y la historia de sus pioneros a lo largo del siglo XIX.

En una visita a Tenerife me vino a la memoria el capítulo de Alexander von Humboldt (bueno, antes de descubrir que existía un mirador que lleva mismo nombre) en que relata su escala en esta isla. Allí le ocurrió lo que a muchísimos viajeros, que esperan encontrar un paisaje árido…y descubren un bosque de brumas bajo el que se extiende un mar de nubes. Aquí tenéis un fragmento de dicho capítulo.

Ya el 21 por la mañana estábamos en camino hacia la cumbre del volcán (se refiere al Teide). El día no era hermoso, y la cima del pico, casi siempre visible desde La Orotava, permaneció envuelta en nubes desde la salida del Sol hasta las diez. UN solo camino cinduce al volcán por La Villa de La Orotava, la llanura de retama y Malpaís.

El contraste entre la vegetación de esta parte de Tenerife y la de los alrededores de Santa Cruz nos sorprendió agradablemente. Con suy clima fresco y húmedo, el suelo parecía cubierto de hermoso verdor (…)

La Villa de la Orotava produce ya desde lejos una buena impresión por la abundancia de riachuelos que afluyen a la ciudad, y que corren por los caminos. La Fuente de Agua Mansa, aprisionada en dos grandes estanques, acciona varios molinos y luego es conducida a los viñedos de la campiña circundante, El clima de la villa es aun más fresco que el del puerto, ya que en ella sopla un fuerte viento desde las diez de la mañana. El agua, que por la elevada temperatura se ha evaporado en la atmósfera, se precipita con frecuencia, lo cual hace el clima muy brumoso
.

Alexander von Humboldt, Del Orinoco al Amazonas. Barcelona, 1981. Labor/ Punto Omega.


Como colofón a esta evocación nostálgico-geográfica, quiero hacer evocación de los vinos de la Orotava. No ya de los tintos o, no digamos, de los blancos, que son buenísimos; sino de lo que aquí llamamos vino del país (como ven hace siglos que inventamos el nacionalismo). Esa especie de clarete que sirven en bares y restaurantes fuera de guía y que muchas veces son del vecino de al lado. Excelentes! Cuando uno hace un alto en el camino y pide el conejo en salmorejo (algo parecido a un conejo en salsa de almendras), sencillamente exquisito, y le ponen una jarra de vino que muchos "entendidos" miran con recelo. No hay palabras. Además, luego (esto los que sí que entienden, porque han viajado...y han bebido mucho vino, lo entenderán) no da dolor de cabeza. En fin, sirva esta postdata, escrita coloquialmente, para cantar las maravillas del valle de la Orotava y del bosque de bromas que lo rodea...pero no olvidéis el vino!

9 comentarios:

Alawen dijo...

Me gustó mucho la Orotava en mi primer y único (por ahora, espero) viaje a Tenerife. La arquitectura autóctona, preciosa, y los paisajes increíbles.
Realmente, Tenerife me sorprendió mucho. Me pareció muy interesante ver eso que nos enseñaban en la escuela de los microclimas, de primera mano. Por desgracia, no tomé conejo en salmorejo, (en Cuenca y parte de La Mancha también se hace, pero seguro que no sabe lo mismo), aunque sí tomé vino del país... y eso que soy una nulidad en enología... pero me pareció excelente.
Un saludo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Buenas tardes Alawen! Efectivamente, la arquitectura de La Orotava es, si me permites la expresión, una pasada! No hay que entender de vino para que nos guste el que está bueno.

Bueno, y tu referencia a los microclimas. Causa verdadera impresión (comprenderás mi euforia si te digo que soy profe de geo-hist) cuando pasamos de un clima semiárido a otro tan húmedo. En fin, el que no se emociona es porque no quiere! Un abrazo!

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Pues sí, Fidelio. El que no se emociona es porque no quiere. Es una pasada, Tenerife, se mire por donde se mire. (También Lanzarote, por cierto...)

¿Conejo con salmorejo? No lo he probado y mira que soy un adcito al salmorejo ( a mí no me sale mal del todo).

Pero tu referecia al mirador de Humboldt y su fragmento me han emocionado de verdad.

UN abrazo, amigo.

El rincón de Chiriveque dijo...

Amigo Fidelio, buenísima entrada, a ver si pronto me dejo ver por las Islas Afortunadas, ahora ya que he empezado mis incursiones insulares por Menorca puede ser buena ocasión... Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Gracias, Roge! Bueno, deduzco que cocinas...o al menos que haces salmorejo!

Lanzarote tiene una, dos o tres entradas reservadas. Ayer metí la pata hasta el fondo dictándole a mis alumnos que de Lanzarote a Fuerteventura se pasa a través de La GRAciosa (vamos, que me fui al otro extremo de la isla). Eso me pasa por ser tan chulo y no llevar papeles a clase! Un fuerte abrazo. Bueno, el viaje de Humboldt...otras tres entradas!

Fidelio en el bosque animado dijo...

Muchas gracias, Chiriveque! Bueno, también las Baleares son muy especiales. No sé, algo tienen las islas que me atrae. SErá una especie de síndrome de Robinson Crusoe...o de Cristóbal Colón. Ahora en serio, hay también mucha magia en las islas Baleares, esa historia de conquistas, reconquistas y vuelta a conquistarlas. No olvides mi recomendación de Creta. Un abrazo!

Miguel dijo...

Hace justo ahora veinte años, fuimos mi mujer, mi hija y yo a las Canarias. Y por supuesto, estuvimos en el valle de la Orotava y en el Teide. La verdad es que aquello es muy diferente a los paisajes que podemos encontrar en la península. A mí me impresionó. Tanto su clima como el paisaje.
No descarto volver.

Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Buenas tardes Miguel, y perdona que no te haya contestado hasta ahora! Así ha sido mi viaje, familiar. Desde luego, yo pienso volver, si no a los mismos destinos (que repetiré dentro de algún tiempo) a otras islas que aún no conozco. Aunque, repito, volvería a Lanzarote, a la Orotava o al Puerto de la Cruz, por ejemplo. Gracias por tu comentario. Un cordial saludo!

Bárbara Paraula dijo...

¡que preciosa foto Fidelio!
Y que recuerdos.
Subir los 1000 metros al mirador y en el camino comerse una gran nube y arriba, al agachar la cabeza y otear el paisaje, sólo encontrar una gran colcha brumosa que ni a un metro deja distinguir el paisaje del acantilado.