jueves, 7 de enero de 2010

¿Pero cuándo se ha dicho que venimos del mono?


Estos días de nostalgia me han llevado a recuperar mi pasión adolescente por la biología. Aquellos años que coincidían con una conmemoración de Darwin, años en los cuales descubrí El origen de las especies y El origen del hombre. Excuso deciros que por aquella época, mi preferida era El viaje del Beagle. Recuerdo también que mi padre, sabedor de los años de polémica que habían suscitado estas obras, y en previsión de interpretaciones erróneas, me dijo tres cosas: "es muy pronto para leerlas" (tenía doce años), el "darwinismo es una teoría", y "no se dice que el hombre viene del mono, sino que ambos comparten antepasados comunes".


Por supuesto no le hice caso...y acabé leyendo El viaje del Beagle y un ejemplar del Correo de la UNESCO donde se repasaba la vida de Darwin, el entorno científico de la época (Wallace, etc) y otros interesantes artículos.


En años anteriores, ha habido otra conmemoración darwiniana. Destaco a nivel divulgativo un documental de Richard Attenborough (El árbol de la vida) donde nos relata cómo llegó Darwin a las conclusiones de su Origen de las especies. Me sorprendió, por otro lado, cómo medios de comunicación, páginas web, etc... insistían -uuuuna y otra vez- en la idea de que constantemente Darwin contradice la Biblia. Me pregunto a qué lectores insisten con estos argumentos, ¿a los de 1856 o a los de 2010? Y es que parece que avanzamos, pero en mentalidades colectivas...

Casi treinta años después, observo que en la opinión pública, el debate en torno al darwinismo y el creacionismo sigue las mismas erróneas direcciones. En primer lugar, en ausencia total de un cierto principio de autoridad intelectual, ciertas confesiones siguen tomando al pie de la letra el Génesis. A este respecto hay que decir que ya desde que Darwin publicara su Origen de las especies, la exégesis bíblica alcanzana un alto grado de madurez. Ello, paralelo a los avances en la llamada arqueología bíblica, arrojaba cada vez más luces sobre qué había de literatura y qué había de realidad en los libros del Pentateuco.


El problema es que cuando se ha confrontado Fe y Ciencia se ha solido confundir religión y fanatismo. En el artificial debate en torno a las teorías de Darwin, se pudo comprobar el grado de irreflexión que domina las masas cuando se apela al factor religioso. Probablemente, si alguno de aquellos acalorados oradores hubiera tenido la capacidad crítica de leer los libros de Darwin sin prejuicios, no habría encontrado argumentos en contra de la Fe religiosa. Otra cosa es que, como ocurre ahora en ciertos lugares de EEUU, por ejemplo, necesitemos que nuestros fieles tomen al pie de la letra el Génesis porque si no se nos desmonta el tinglado.


No voy a hacer una imposible defensa de la actitud de la Iglesia respecto de la ciencia a lo largo de la Historia. Sí defiendo la idea de que, actualmente, se aprovecha cualquier conmemoración de este tipo para atacar a la iglesia católica; así como el hecho de que cuando estos reverendos de carretera interestatal hacen alguna declaración sobre el creacionismo, muchos aprovechan para cargar contra la religión, pues a ellos sí que les interesa que se identifique religión (católica) con fanatismo.


Reivindico, por tanto, una defensa de la religión como experiencia íntima de la persona. Reivindico que se separe fanatismo religioso y experiencia de Fe. Y sobre todo, pido a los ateos militantes, que no nos traten como a niños pequeños con frases como "todo eso son cuentos". Siempre he tenido cierta precaución con aquellos que nos dicen: no crea usted en esto... pues pienso que llegado el momendo me van a decir: crea usted en esto otro...y, sobre todo, en lo que yo le diga.

También hay autores que se molestan en demostrar la inexistencia histórica de Jesucristo. Recuerdo uno de estos encuentros en que mi interlocutor me soltó la tan manida frase (todo eso son cuentos). ¡Evidentemente!, pensé yo. Usted tiene, le dije, la imagen de muchas películas y de tiempos pasados. Es cierto que sigue habiendo personas fanáticas, que habrá autoridades eclesiásticas bastante cerriles. Pero ya han pasado bastantes años desde aquello, y en lugar de buscar un acuerdo y una convivencia. Mi ansia de tolerancia no viene del falso buenismo (buerrollismo) imperante, viene más bien de un cierto hartazgo ante los que postulan el ateísmo, la insistencia por situar todas las religiones, o, lo que es peor, todas las opiniones en materia de religión, al mismo nivel. En el caso del darwinismo y el origen del hombre, aquellas confesiones que postulan el creacionismo, al mismo nivel que Theilard de Chardin (por ejemplo). Pues miren ustedes, eso sí que son cuentos. Y en el momento en que se intenta establecer un mínimo de seriedad, se apela a los pecados de la Iglesia a lo largo de la Historia.


Dicho de otro modo ¿tenemos que pagar ahora por los Inquisidores del pasado? ¿Se está constituyendo una inquisición laica que reformule el pensamiento de la mayoría de la sociedad? ¿Tan ofensivo es para un ateo que retransmitan una misa desde el Vaticano? Y por último ¿dónde dice Darwin que el hombre viene del mono? Bueno, esperaremos a la siguiente entrada para criticar a Darwin.

4 comentarios:

Alawen dijo...

Buenas y nevadas tardes, Fidelio.
Pues tiene usted muchísima razón en lo que dice. Lo de atacar a la Iglesia es como una asignatura que hay que aprobar para alcanzar la progrez...

El tema del Darwinismo está, como bien dices, plagado de opiniones que se basan en rumores, pero poca gente ha leído los libros de Darwin o ha intentado profundizar en el tema desde un punto de vista serio. A mí, personalmente, me molesta mucho que se haya convertido el darwinismo en dogma de fé, parece que se olvida siempre que hablamos de teorías, más o menos acertadas, pero que no están ni demostradas ni son infalibles. Lo mismo me pasa, ya de paso, con lo del Big Bang...

Espero que los Reyes se hayan portado bien contigo. Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Muchas gracias, Alawen!! A mí también me molestan los dogmas tan artificiosos. Aunque fui y soy un apasionado de los escritos de Darwin, me resulta bastante curioso que no hayamos superado una vieja polémica. En fin, es más de lo mismo, crear, como tú muy bien dices, otros dogmas de fé para atacar a la Iglesia. La ciencia no son dogmas, pero la gente los necesita. Y, en concreto, la nueva religión del ateísmo, necesita una explicación científica e inamovible (¿puede haber tamaña contradicción?) del mundo que nos rodea, desterrando toda idea religiosa e imponiendo sus criterios.

Espero que los RRMM se hayn portado bien contigo; conmigo muy bien! Un abrazo!

García Francés dijo...

Perdones por el retraso, D. Fidelio. Yo aún sigo a vueltas con el Punto G.

¿Se refiere usted al libro "La Piel" de Curzio Malaparte?

Un abrazo, querido.

Fidelio en el bosque animado dijo...

REtraso justificado aaaaampliamente! Efectivamente, don Alfredo. El libro me dejó atónito, la película no es mala. Lo citaba a propósito de las "11000 vírgenes". Quizá el comentario parezca algo irreverente en estas mis últimas entradas, en defensa del hecho religioso. Pero tal y como yo lo veo, una cosa no quita la otra. Y puestos a ser irreverentes...lo del punto G ¿es un misterio?