jueves, 23 de abril de 2009
Antonio Pérez...y el cine
Fascinante personaje cuyas Relaciones y cartas editó hace muchos años Alfredo Alvar Ezquerra. Este es el típico libro que lees (más bien consultas) durante la carrera y que con el paso del tiempo redescubres y tras leerlo te das cuenta de que entonces no sabías nada y ahora sabes menos. Por tanto, les aseguro que dentro de otros diez años volveré a leer todo el pack Pérez, entre los que ya se incluye la biografía de Ana Mendoza que publica mi admirado Fernández Álvarez.
De todos modos, a la vista de los hechos que más o menos, el juicio de la historia nos lega, podemos leer entre líneas y darnos cuenta de cuán vil es la inteligencia puesta al servicio del maquiavelismo disfrazado de ética que fue la actuación de Antonio Pérez, y que hoy, si no fuera porque te llamaría de todo, podríamos calificar de traición.
Sigo pensando que la biografía de Marañón es imprescindible. Permítaseme hacer un inciso sobre este santón de las letras españolas, puesto que es bastante llamativo que escribiera, entre otras, una biografía de Antonio Pérez y otra de Tiberio, emperador este último que ocupa los primeros capítulos de las Historias de Tácito, uno de los autores más leídos por los llamados tacitistas de aquella época que fue la Monarquía hispánica de Felipe II hasta Felipe IV.
El tacitismo, corriente de pensamiento o simplemente toma de posición de aquellos que rechazaban a Maquiavelo por despojar de toda ética a la política ha recibido pocos estudios. Allá por los años cincuenta empezaron a aparecer recopilaciones de escritores como Álamos de Barrientos. Elliott, en su biografía del conde-duque de Olivares se refiere a la escasez de estudios sobre este tema. Beatriz Antón sí que estudió el proceso de recepción del tacitismo en España.
Este amplio paréntesis viene por lo siguiente. Cuando uno lee el vastísimo acervo cultural de este secretario de Felipe II, la biblioteca que informaba sus citas y su pensamiento, le viene una cosa a la cabeza: tanta inteligencia y cultura al servicio de la traición.
Sobre la trayectoria y los sucesos más controvertidos de su labor me remito a aquella excelente serie de programas con posterior debate que dedicó José Luis Balbín al centenario de Felipe II. En concreto, si pueden rescatar el debate del capítulo dedicado al asesinato de Escobedo, es altamente recomendable por la altura de los contertulios (uno piensa que todavía en aquellos años ponían eso en TVE y cree que está en Marte...).
Pero desde luego, la labor más perdurable de Antonio Pérez (que dedica sus Relaciones... a Enrique IV de Francia) es su contribución a la llamada Leyenda Negra, que ya los españoles de los siglos posteriores nos encargamos de sostenella e non enmendalla...
Llama la atención la habilidad, por ejemplo, con que Antonio Pérez hace que a lo largo de los testimonios, cartas, etc, etc, etc, aparece completamente ajeno al caso Escobedo y hace recaer, de manera "admirablemente" sutil, toda la responsabilidad sobre el monarca...que para colmo, ordenó ejecutar a su propio hijo (el de arriba)...
Y, cambiando no del todo, de tema, he aquí que estrenan la segunda temporada de Los Tudor, o de cómo el rey Enrique VIII daba rienda suelta a su apetito sexual (bueno, también es una interesante visión de la Inglaterra Tudor, no lo niego). Una mancha de sangre y grasa, llamó Dickens al monarca inglés. Pero llama poderosamente la atención un hecho que pongo en comparación con la impostura actual de los españoles: los ingleses no trasladan la visión de su historia al acervo ideológico actual, a sus tópicos historiográficos, si queremos, a la imaginación popular...
No ocurre lo mismo con la leyenda negra, que cada vez se reedita con más fuerza, si cabe, y mayor esperpento. Vean si nó la película Elisabeth, los años dorados. De nuevo la España de Felipe II es la España negra representada por un monarca vestido de negro, casi desequilibrado por su beatería y su colección de reliquias...una especie de Darth Vader sin posibilidad de redención. Por contra, la reina Isabel Tudor ha recibido un tratamiento cinematográfico muy en conexión con el planteamiento casi religioso (eliminen el casi) que le hacía aparecer durante su reinado como la sustituta de la Virgen María en una Inglaterra ya anglicana. De una manera, quizás (seguro) inconsciente, el cine ha ido recogiendo esta visión en las numerosas películas que han aparecido sobre esta extraordinaria monarca.
Pero lo que, sin lugar a dudas, constituye una lección de cómo se contempla la Historia de tu país, fue la serie Royal Heritage, que cuenta con unos treinta años pero que no ha tenido parangón (al menos en lo que yo conozca, que tampoco es mucho). Donde de una manera desapasionada por el tópico de la prensa rosa, pero apasionada por la historia de cada reinado, se nos cuenta la historia de los palacios y obras de arte de la monarquía inglesa. Para mí, lo verdaderamente admirable es cómo se contempla todo como parte de un Patrimonio, sin pretender establecer relaciones con el presente (bueno, alguien podría pensar que sí es una manera de legitimar a la actual monarca, a mí me da un poco igual...), sin volver a lo mismo de siempre: Felipe II, la Inquisición, el Péndulo de la muerte de Roger Corman, la Iglesia (católica), la Inquisición, la guerra civil ... Franco.
No pretendo hace aquí una hagiografía de Felipe II. Sí quiero llamar la atención sobre el hecho de que cuando oímos hablar de Enrique VIII y vemos Un hombre para la eternidad o la última serie de los Tudor, no apelamos a los mismos sentimientos de rechazo que surgen cuando oímos hablar de determinados personajes o instituciones de la historia de ¿España? (cuando yo estudié, España no existía). Ha habido una didáctica del rechazo fruto de los traumas de algunos que aún se vengan de aquel verdugo que les hacía aprenderse los reyes godos (en bloque) o las hazañas del Cid...todo en el mismo librito que finalizada con el Alzamiento y las fotos de Franco y José Antonio (en mi libro de párvulos aparecían, pero yo me libré de cantar el cara al sol, algún privilegio había de tener siendo el hijo del dire...).
Pero déjenme terminar diciendo que el estudio de esta época es, sencillamente, fascinante. La universidad de la Rioja, por ejemplo, recoge un interesante libro sobre el estudio de la corte de Felipe II a partir, precisamente de las Relaciones (http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2315709). Si rasreamos la red, hay páginas interesantes como esta http://www.aache.com/alcarrians/eboli.htm. Sin olvidar una mención a los hispanistas, aquellos historiadores que, como aquí no era políticamente correcto, se dedicaron a escribir sobre Juan de Austria, el ejército de Flandes (Geoffrey, eres el mejor) o el conde-duque de Olivares (http://www.elmundo.es/1998/03/26/cultura/26N0108.html). Lean y piensen lo que quieran (faltaría más), pero no asocien a nuestro gran Felipe (con permiso del actual...) con el personaje de El péndulo de la muerte (Roger Corman).
Etiquetas:
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2 comentarios:
Fidelio.
La entrada de hoy es para imprimir y tenerla a mano, por el conceptismo que destila sobre un periodo tan convulso (y rico en lo cultural e histórico), sobre estos personajes.
Tocas, como siempre una variedad tan "poliédrica" (je, je) de temas, de aspectos, que hace de tu entrada (en general, de todas tus entradas) un ejericico intelectual de altura. lo digo sin adulaciones.
Tomo nota de la bibliografía que propones.
Un abrazo y enhorabuena.
Hola, mi querido Rogelio!! Prefiero que te quedes con aquello de que cuanto más leo, menos sé...
Para tomar nota, tus últimas entradas. Mea culpa, puesto que cuando se publicó La Paloma, o peor aún, EL PAÍS SEMANAL publicó El Contrabajo...bueno, pues recuerdo no haberlos leído, y eso sí que tiene delito. Pero en fin, es mi pequeño gran pecado con la narrativa actual. Afortunadamente cuento con tan inestimables consejeros como tú o Manuel...(y basta ya de torneo floral). No, en serio, tus últimas entradas literarias son inestimables, al menos para mí. Muchas gracias, y un abrazo!!
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