viernes, 20 de marzo de 2009

El concierto para piano nº1 de Brahms


Si tuviera que expresar todo lo que el concierto nº1 de Brahms significa para mí necesitaría mucho más tiempo entre entrada y entrada, mucho más tiempo para oír las versiones y muchos más años para atreverme a escribir.


Hay muchísimas versiones que resaltaría de este concierto. No sé, es como si los pianistas, los músicos se volcaran especialmente en humanizar este concierto en detrimento de la técnica, y eso a mí (personalmente) me encanta! Antes de entrar en materia, mi amigo Víctor, albaceteño de nacimiento, giraldeño converso, me pasó hace "sólo" seis años la versión de Leon Fleisher. Bueno, si oís esta versión espero que no padezcais del corazón. Y eso que no es ruso... Destacabilísima es también la de Emil Gilels con Eugen Jochum. Pero si nos vamos a versiones en directo, permítaseme una casi, casi, de casa. Elisabeth Leonskaja con mi querida orquesta de RTVE y el grandísimo (y joven por aquel entonces) Jesús López Cobos. Aunque no soy pianista, resalto los matices de Leonskaja a la hora de abordar los trinos tan joviales del primer movimiento, los pasajes graves o los más ligeros, casi casi frívolos, que sin embargo nos llevan al contundente final de este primer movimiento del que a Fleisher no se le escapa ni una nota (amigo Víctor, este comentario es tuyo).

No puedo olvidar la grabación de una pianista que, no por ser mujer, sino por ser muy buena pianista, hay que mencionar. Idil Biret, que graba con Naxos. Una pianista turca absolutamente, increíble (como diría Bisbal). Me encanta su manera de tocar el piano, el empleo de las sordinas, de los trinos, de......las notas!! Hablaré de ella en la Sonata nº3. Y es que cada pianista tiene, hace una declaración de intenciones cuando acentúa una nota, cuando los cuatro tiempos de un compás suenan con la misma intensidad y luego pasan a piano hasta pianísimo y la trompa, siempre la trompa, con esos pares de notas, ese casi leitmotivo que aparece durante todo el primer movimiento.
Es también bellísima la introducción del primer tema que hace Stephen Kovacevich con Wolfgang Sawalisch. Una versión que, aunque parezca un calificativo para salir del atolladero, no lo es, una versión digo, muy equilibrada, y no por ello falta de belleza.
Centrándonos en el segundo movimiento, los acordes iniciales (que algunos pianistas arpegian levemente, otros no) son como la declaración de intenciones del intérprete. Rubinstein acomente decisiva pero de forma cantabile esos primeros compses, hasta que llegan la trompa y el resto de las maderas. La cuerda es doblada con una frase que es idéntica al tema principal de la obertuda de... Parsifal!! (esas notas ascendentes y majestuosas). Me gusta Rubinstein porque despoja de una excesiva melancolía el desarrollo de estas notas para llegar a ese intrigante pasaje en que notas en octavas introducen una atmósfera casi....de Bach, la nota grave que se mantiene mientras la mano derecha va de par en par trazando notas hasta llegar al llanto de los clarinetes y la respuesta contundente de la cuerda (soberbio Fritz Reiner, años después volvió Rubinstein a grabar con Mehta) doblada por el piano con unos acordes geniales, simples, casi casi previsibles, pero geniales. La atmósfera bachiana continua con parecida temática, de nuevo las maderas pero esta vez sin la contundente cuerda. La misma frase musical modulada...y esos violonchelos y contrabajos, la frase la repite el piano y por fin otra vez las maderas, en todo su melancólico esplendor, siempre con los contrabajos de fondo, que van a imponerse como aquellas trompetas graves de las tocatas y fugas de Bach, porque realmente, los acordes finales del piano recuerdan aquellos finales tan contundentes de los preludios de Bach. Este último pasaje del piano en el segundo movimiento es acometido por Rubinstein en uno de los crescendi más geniales de la historia de la interpretación. Con los contrabajos sosteniendo todo el edificio de la iglesia bachiana, esa bajada final del piano respondida por intervalos de dos notas de las maderas y adornadas por un maravillos arpegios ascendentes y descendentes...no hay palabras!! Pero aún hay más, porque la sección B se repite, como no queriendo dejarnos caer en lo sentimental y volver a Bach en el trino final.


El principio del tercer movimiento, vuelve a ser Bach. Las primera notas atacan de manera contundente y son respondidas por la orquesta. ¿Verdad que hay un pasaje de la cuerda similar a la música de cine? En el número 2 ocurre algo parecido.
Bueno, no puedo olvidar Bernstein con Zimmerman, una propuesta muy distinta a las que venimos recordando. Pero qué difícil es resaltar una u otra. Siempre me he considerado el "anticrítico", porque no creo qua haya versiones malas. Hay propuestas honradas o no, pero si el intérpreta quiere expresarlo así, desde su honradez, su virtuosismo, su verdad... (se nota que la de Zimmerman no es de mis favoritas verdad?) o la criticada versión de Glenn Gould...esos críticos....
Yo me quedo con los trinos del primer movimiento, exultantes, cómo no, con el final, que casi nos deja sin fuerzas. Con la coda de este tercer movimiento. Pero no nos confundamos. No es este un concierto, pudiéramos decir virtuosístico en el sentido tópico de la palabra. Decía mi amigo Víctor que Arrau le encantaba como intérprete de Schumann porque le da el matiz adecuado a la riqueza armónica de este genio. Creo que el concierto nº1 de Brahms le ocurre algo parecido. Es riquísimo en matices, y ahí estaría el virtuosismo auténtico (esa es, por otro lado la dificultad de tocar bien a Mozart) en dar la justa interpretación a cada matiz aunque sólo sea resaltan una armonía, tres notas de un acorde por encima de las otras tres que tocan los otros tres dedos de la mano izquierda.

Probablemente os habrá parecido muy personal esta, mi entrada. Probablemente más de un pianista se habrá llevado las manos a la cabeza y algún director estará diciendo ¡aficionados!, pero bueno, ahí queda eso!

4 comentarios:

J. Rogelio Rodríguez dijo...

Hola Fidelio.

¿Cómo no va a resultar personal tu entrada si es puro sentimiento, aunque con una analítica sólida?

La verdad es que me resulta muy difícil añadir algo nuevo a lo que has comentado. Yo no he estudiado, como denotas tú, este concierto. Pero sí es verdad que subyace un sentido bachiano que, para mí, acentúan algunos intérpretes en las líneas de contrapunto que propone Brahms (y creo que es fudamentalmente, como comentas, en el principio del tercer movimiento, ... bueno, estoy lejos de casa y no dispongo de la obra para volver a repasarla).

¿Mis versiones? Tengo una grabación de Richter en Melodya, plena en su sentido bachiano (de sobra son conocidas sus versiones de Bach -Clave bien temperado, las Goldberg,...-). También conozco la de de Emil Gilels con Eugen Jochum (creo que es la Staatskapelle Dresden,¿no?), aunque no es una versión que, tal vez por los tempi empleados, me haya llegado. Y para de contar... Al menos no recuerdo tener más.

Escuchar sí he escuchado otras versiones en el Auditorio: a Pires (sííí...), por ejemplo (en el 98).

La entrada Fidelio, sencillamente soberbia, rica en matices, divulgativa, bien escrita: "sencillamente Salieri" (noooo,...je, je, supongo que habrás captado la broma). Sencillamente Fidelio.

Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Hola Rogelio!! Gracias por tu comentario. Bueno, estudiar, estudiar este concierto...más o menos me lo sé de memoria, pero no la partitura, claro está. Efectivamente, con respecto a Richter estoy plenamente de acuerdo contigo. Qué envidia lo de Pires!! Cuentame qué recuerdas. Sí, he captado la broma...y...la venganza es un plato que se sirve frío..., aunque ya se encargarán los cerezos...(este es mi lado psicótico, pero no te preocupes, nunca olvido la medicación, je, je, je). Perdón por la crueldad.
Un abrazo!!

Manuel dijo...

La banda sonora perfecta para "El viajero ante el mar de niebla" de Caspar David Friedrich.
Un abrazo.

Fidelio en el bosque animado dijo...

Verdaderamente querido Manuel. Es curioso que en una colección de discos que me compró mi padre aparecía el cuadro ilustrando la Waldstein de Beethoven, pero tu propuesta es mucho mejor. Gracias, y un abrazo!!